Aún recuerdo la primera vez que lo escuché y se quedó dando vueltas en mi cabeza, qué es real y qué es imaginario... Sólo nuestra mente es la que decide, o por lo menos eso es lo que aparenta.
Cómo diferenciar entre lo que es y lo que no, como cuando un sueño parece tan real que al despertar aún tenemos la sensación de haber tocado o haber vivido aquella ilusión.
Uno de los conceptos básicos que recuerdo es el del solipsismo, una teoría tan descabellada que ni el mismo Descartes se atrevió a mantener, en la cual se decía que no podemos estar seguros de la existencia de nada, excepto de nuestra propia existencia.
Lo que se vuelve descabellado es pensar en que lo que tocamos, vemos y sentimos tal vez sólo es un sueño... Por el otro lado están los recuerdos, las sensaciones pasadas, imágenes de seres queridos que están y otros que ya no, de los cuales sólo queda un hilo que los mantiene junto a nosotros.
Sería ilógico entonces pensar en qué es lo que causa alegría o tristeza, pues nada es real, de tal forma que todo sería más que una función de la cual somos expectadores. O en caso contrario, todo sería tan real que la dureza del día a día nos habría convertido ya en seres sin sentimientos que sólo luchan por sobrevivir.
Recordando la escencia de la película "Big Fish"... la vida sólo es tan grande como tus logros y tan real como tus sueños... Así que por lo pronto, seguiré rondando entre las dimensiones de lo imaginario y lo real...