Adiós a un amigo

Tiempo de lectura: 4 minutos

Tenía dudas sobre si publicar esto o no, principalmente porque comenzó siendo simplemente un momento en el que pudiera desahogar algunas ideas que pasaron por mi cabeza durante la semana pasada. Un amigo se fue y lo que ahora me anima a mostrar esto al mundo fue ver la fuerza de su hija.Algo que se ha convertido en una virtud y un defecto a la vez para mí ha sido siempre pensar en todas las posibilidades de las cosas que debo afrontar, es una virtud cuando me permite idear posibles soluciones antes que el problema se presente, pero se vuelve un defecto al evitar que simplemente me lance sin pensarlo dos veces, tan sólo porque creo en ello. Una vez más pensando en las posibilidades, qué hubiera sucedido si de repente en este momento me dijeran que debía decir unas palabras respecto a Roberto, la idea dio vueltas en mi cabeza con millares de recuerdos e ideas volando al son de los Beatles con un "Love is all you need" de fondo. De todas las personas que lo han conocido hay muchos que podrían hablar por horas sobre quien era él, sus locuras, virtudes, defectos, filosofía y demás marcas que lo definían. ¿La forma en la que yo lo conocí? Hace poco menos de 9 años, mientras comenzaba a conocer a una chica que me había capturado mi atención, nos entendimos muy bien porque decíamos que ambos eramos un par de locos y realmente nuestras conversaciones a veces lo parecían, entre las cosas de las que hablábamos había siempre un tema recurrente, en todas las historias de ella siempre había una marca o un recuerdo de quien ella llamaba su mejor amigo, otro loco que nunca tuvo miedo a hablar en público, hacerse amigo de cualquier persona o dar un consejo sin pensar en esperar una recompensa, ese mejor amigo era su padre. Escuchando sus historias parecía ser un personaje impresionante, no lo conocí de inmediato, pero mientras más pasaba el tiempo me intrigaba más saber cómo era realmente. Cuando al fin lo conocí se presentó de forma efusiva (como siempre lo ha hecho) y después de un poco pensé, este tipo realmente está loco. Era como ver al último romántico empedernido del siglo, apasionado con sus ideas al punto de la terquedad, enamorado de sus hijos, un hombre con pensamiento de izquierda en un mundo en el que ya sólo queda el recuerdo de lo que un día fueron esos ideales. Pasaba el tiempo y poco a poco me fueron dejando entrar en su mundo, vi cómo aquella chica que una vez me pareció interesante pasaba a convertirse en una mujer excepcional y cómo su hermano pasaba de ser un chico de carácter fuerte (que no puedo negar alguna vez me intimidó) a ser un hombre preocupado y a la vez dedicado a sus objetivos. Ambos habían heredado y reafirmado su pasión, por lo que hacen, por quienes son, por las personas que quieren. Nadie puede decir que Roberto estuviera libre de culpas o que no hubiera cometido errores en su vida, pero siempre les había puesto la cara y les mostraba a sus hijos y a quienes conocía que esa era la forma de afrontar las cosas, mirándolos a los ojos y sin miedo, a pesar de que fuera difícil. Probablemente en este momento me esté insultando diciendo algo así como "cojudo, yo no quiero que lloren en mi funeral" y hubiera terminado con un abrazo. Y es realmente esa mezcla lo que lo hace un hombre excepcional, querido por todas las personas que lo conocieron y a quienes les dejó una marca en su corazón. Nadie que haya llegado a dejarlo entrar a su corazón puede decir que no se lleva algo de él, por más de que en momentos con sus locuras sacara de quicio a más de uno, siempre podía volver con una sonrisa acompañada de su mirada cuyos ojos nunca dejarán de recordar a un niño. Volviendo a mi relato, después de todos estos años, entre distancias, obligaciones individuales y los planes de cada uno de nosotros, las oportunidades de vernos ya no eran tan frecuentes, pero nunca podía faltar un buen momento en el que pudiéramos charlar al menos un poco, por lo general acompañados de buena música y quizá una copa de vino. Ponerme melancólico es difícil de evitar, pero hacerlo sería una falta de respeto para quien él es. Digo para quien él es porque caló lo suficientemente hondo en cada uno para mantenerlo junto a nosotros eternamente, en nuestras sonrisas, en nuestras alegrías, en cada uno de los momentos en los no tenemos miedo de dejar salir nuestra pasión. ¿Y ahora qué? Pues nada, esto es simplemente un cambio de pista, ahora estará bailando, cantando, riendo y divirtiendo a muchos más en un escenario un tanto diferente. ¿Y el resto de nosotros? Tenemos que seguir esforzándonos, buscando alcanzar nuestros sueños y demostrándole al mundo lo que un corazón apasionado puede hacer, hasta que podamos volver a juntarnos una vez más.

Tags: Palabras |Pensamientos |Personal
Iván Campaña
Escrito por Iván Campaña
Informático, Emprendedor, Desarrollador y Curioso a tiempo completo.