Algo que siempre me ha gustado al contar historias es darles un carácter a los personajes, inclusive si no tienen una forma física o son conceptos abstractos, por ejemplo una vez describí cómo sería el país si fuera un ser humano, que va creciendo, tiene edad, amigos, pasa por la pubertad, envejece, aprende, etc...
Ahora, qué pasaría si le diéramos carácter al amor y el odio y si de paso los pusiéramos a pelear por un mismo pedazo de terreno...
Analicemos el escenario de batalla:
El Odio:
Frío
Calculador
Directo
Objetivos Claros
No tiene miedos
Actúa al momento y no espera
El Amor:
Actúa de manera inesperada
Tiene miedos y dudas
Confía en expectativas
Objetivo no siempre bien clarificado (se presume la felicidad - que sólo dura momentos)
Planificación vaga o inexistente
Se deja llevar por el instinto
Si nos basamos en las ideas del Arte de la Guerra de Sun Tzu en donde se especifica que la mejor manera de vencer es sin tener que atacar, para ello se necesita saber exactamente las debilidades del enemigo y poder aprovecharse de ellas sin necesidad de entrar en un conflicto frontal.
¿Tomando en cuenta esa estrategia, quien puede ganar fácilmente terreno entre los dos? Nuestro ganador sería el odio, está enfocado, no tiene dudas y sabe exactamente qué tiene que atacar. Muchos replicarán diciendo, el amor lo puede todo, crea esperanza, blah, blah, blah... Pero si eso lo pasamos a la realidad, porqué creen que hay tanta guerra en el mundo, porqué no hemos superado las diferencias sociales y problemas, porque el odio es una salida rápida y efectiva, si quieres tener el control de un área tan sólo necesitas lograr que se odien las tribus que habitan en la zona y tendrás el control, el odio les pone un objetivo, acabar con el rival.
Si fuera el amor el ganador, hace siglos que no tendríamos los problemas de los que tanto nos quejamos hoy.
Así que por si alguien le quedaba la duda, el odio es más efectivo que el amor cuando se trata de una estrategia y muchas veces se lo utiliza para ganar.