Esto me sacó de casillas casi llegando a Guayaquil en un vuelo corto desde Quito, la azafata pide que por favor pongamos los asientos rectos y pasa verificando uno por uno, un gordo con cara de creerse la mamá de tarzán se acomoda y luego de que la azafata pasa hace un ademán de que le importa un pepino y vuelve a reclinar el asiento.
Para quien no lo sepa, el chiste de poner recto el asiento en un avión durante el despegue y el aterrizaje no es gana de joder o que quieren que les dejemos el lugar ordenadito, esto se hace para que en caso de un aterrizaje forzoso podamos poner la cabeza entre nuestras piernas y tratar de reducir en al menos un mínimo porcentaje las posibilidades de quedar con parte del fuselaje incrustado en el cuerpo, lo peor es que el que no pone el asiento recto no es quien sale fregado, sino quien va detrás porque no podrá acomodarse para adoptar la posición de choque.
Vaya si era un "sabelotodo" el gordito pendejo...