Definitivamente ya quedó claro que el año de la Rata se acabó para mi... Bueno, para los chinos realmente, pero aplica en mi caso también... Comienza el año del Buey.... Aunque todavía tengo un par de ratas que envenenar, pero bueee, ya son de menor importancia...
¿A qué me refiero? Que mientras el año pasado me cayeron un montón de malas noticias y problemas uno tras otro, en su lugar este año sólo han aparecido cosas buenas, de hecho más de las que me imaginaba... Siempre he creído que si haces las cosas bien el resto viene por añadidura.
Por una de esas cosas buenas me ha tocado estar visitando el sur de la ciudad, por extraño que parezca es como ver otro mundo, es como si todo fuera diferente, otro tipo de ciudad, además que me recuerda mi infancia y adolescencia que transcurrió en su mayoría allí... Ya hablaré un poco más en otro post.
Lo extraño que me sucedió hoy fue que a pesar de que ya al fin tengo mi licencia renovada y puedo salir a atropellar gente legalmente, preferí dejar el coche en casa para no ir estresado y tomar la metrovía hasta allí... Al regresar de mi reunión, justo antes de pagar el pasaje busqué unas monedas en mi billetera, al hacerlo accidentalmente un papel se escurrió y fue a dar a la mitad del carril exclusivo de la metrovía... Por unos segundos me asusté, pensé en que sería algo importante... Revisé mi billetera y a simple vista no faltaba nada del otro mundo, entonces me acerqué un poco al borde para poder ver bien lo que se había caído...
Resultó ser una nota de una persona que alguna vez consideré importante en mi vida y la valoraba, cuanto tiempo llevaba en la billetera? Que yo recuerde años, eran apenas unas frases y notas que escribió... En unos momentos pensé, debo recogerlo de cualquier manera, esa persona me decepcionó pero lo que está ahí es el recuerdo de la persona que alguna vez aprecié y valoré... Casi de inmediato volví a pensar, lo que se cayó es un papel con un par de garabatos hechos con un bolígrafo... La persona que yo creí conocer ya no existe, el resto es sólo eso, un recuerdo... Y me fui...
Cuantas veces en la vida nos aferramos a recuerdos que no son más que cosas inanimadas, fotos, cartas, videos, cualquier cosa que nos pone a pensar en una época o una persona que quizá ya no está con nosotros. Al final es sólo eso, cosas materiales que evocan algo que ya ni existe y peleamos por mantener como si aún estuviera allí y nos mantiene atados sin dejar que avancemos en la vida, lo mejor es no mantenerse apegado a ello sino aprender a seguir adelante.