El año pasado junto con la muerte de Steve Jobs muchos empatizaron y se sintieron apenados, millones de copias del libro con su biografía fueron vendidos, frases y mensajes con su nombre o imagen se regaron por todo el mundo, especialmente en Internet. Entre las cosas que publicaron estaba un video de la charla que dio en el año 2005 en la universidad de Standford, allí hablaba sobre cómo reaccionó frente a su despido de Apple, cómo sobrevivió por primera vez del cáncer y cómo tomó esa experiencia para darse cuenta de que no podía quedarse estancado, que el pensamiento de que ese día podría morir lo haría cambiar su perspectiva a diario.
A pesar de que muchas personas no sabían de él más que era uno de los creadores de los computadores Mac, hubo quienes hasta lo lloraron y lo ensalzaron casi como un Dios, otros lo criticaron por sus errores y su proceder, definitivamente siempre la pérdida de un ser humano, sea quien fuera es algo que impacta y tiene la tendencia a crearnos empatía, sin embargo, aquél año yo tuve que experimentar el tener de cerca mi propio agente de cambio.
Mi vida, como la de cualquier otro, no ha sido perfecta, sin embargo siempre he logrado mantener una sonrisa y encontrar algo que me saque a flote, pudiendo ser con cosas muy sencillas, como tan sólo compartir algún buen momento con los amigos. Pero esta vez no fue así de fácil, me levanté un día y mi hermana me levantó con una cara de preocupación que yo no entendía, cuando me contó traté de mantener la calma, pero algo simplemente no se sentía bien, uno de mis primos estaba desaparecido, traté como siempre de mantener la calma, pensando en que simplemente se habría desviado antes de regresar a casa, pero la realidad me golpeó unas horas después cuando nos dieron la noticia de que lo habían encontrado, pero ya no estaba en este mundo, nos lo habían arrebatado.
Fue un día en el que no sabía como caminar, las piernas se sentían débiles, el cuerpo más pesado, no sabía cómo mirar a la gente, ni siquiera si debía hablar o cómo debía hacerlo. No sólo era mi primo el que ya no estaba, era la sensación de fragilidad, por primera vez en mucho tiempo me volvía a sentir como un niño pequeño el cual había perdido de vista a sus padres. Era diferente para todos, inclusive para mis hermanos, mi familia materna es grande, muy grande, tengo 7 tíos y 2 tías, por lo tanto el número de primos también es grande, sin embargo nos acostumbraron desde pequeños a que recordemos siempre que somos familia, que debemos apoyarnos y tratarnos como hermanos, aún así el sentimiento va cambiando a medida que crece la familia, mientras más grande es la diferencia de edad, menor la conexión.
En este caso la conexión era cercana, todo tiene un comienzo y en este caso, nosotros (los primos de mayor edad) eramos ese comienzo de la familia, las primeras reuniones eran apenas entre los 5 pequeños primos, el tiempo nos fue alejando, cada uno tenía sus propios proyectos de vida. Un par de veces habíamos conversado con mi primo sobre viajar juntos a Argentina y cada vez que nos topábamos a pesar de no haber hablado en siglos me recibía de manera afectuosa y con una sonrisa, había armado ya su pequeña empresa fuera de su trabajo regular, tenía planes con su novia, tenía un proyecto de vida, sin embargo de repente todos esos planes desaparecieron, los viajes, los sueños, los negocios, no quedó nada.
Estas cosas también me golpearon, al igual que él tengo sueños, planes, proyectos... Y muchas veces damos por sentado que 'el día de mañana' habrá tiempo, podremos avanzar o hacer tal o cual cosa, o dedicarnos a visitar a los amigos, a la familia, etc...
Fue entonces cuando pensé en las palabras de Steve Jobs, la muerte es un agente de cambio, nos hace repensar nuestras prioridades, a qué le debemos dedicar tiempo o qué debemos hacer. Luego me topé con el caso del hermano de un amigo, que teniendo apenas 2 años más que yo terminó perdiendo la batalla contra el cáncer y lo que más me golpeó fue que mi amigo me dijera que para él yo era también como su hermano y me recordó que debía vivir más.
Luego ya casi para cerrar el año, otro golpe que obliga a pensar, falleció mi abuelo materno, justo quien se podría decir que era más cercano a mi primo. No puedo decir que fue un hombre ejemplar, tuvo sus defectos como cualquier ser humano, pero también estuvo orgulloso de cada uno de nosotros, nos demostró su cariño y fue el pilar de esa gran familia que busca seguir unida a pesar de los problemas diarios.
Desde niño por alguna razón tuve pavor a pensar en la muerte, tenía pesadillas, mi corazón se aceleraba, tenía un ataque de pánico. Sigue siendo un tema muy difícil de manejar, pero ahora sé que no debe ser un motivo para asustarme, sino un motivo para no desperdiciar mi tiempo, para vivir con alegría cada momento, tomar riesgos y no dejar que el peso de la rutina me convierta en una persona que simplemente estuvo de paso sin poder decir que he disfrutado cada momento de mi vida, lo bueno y lo malo.
Es también tan sorprendente nuestra vida que ya mucho después de todos estos sucesos, hubo una noticia que nos devolvió la sonrisa en casa, un pequeño que aún no se puede defender solo, que regala sonrisas y que completa el círculo de la vida, mi pequeño sobrino vino a este mundo, a caminar entre nosotros aprendiendo y valorando la alegría de cada día.
Aprovecho este pequeño artículo para agradecer a cada una de las personas que están y han estado cerca de mi, preocupados, apoyándome a mi y a mi familia, para todos mi agradecimiento, así no supieran lo que pasaba por dentro, me alegro que hayan compartido conmigo al menos una sonrisa.
PD: Si alguien quiere ver el video del discurso de Steve Jobs, lo pueden hacer aquí.